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¿Cómo convertir a Guatemala en una potencia forestal mundial?

Foto del escritor: Jorge ChapasJorge Chapas

Unas reflexiones a propósito del XII Congreso Forestal Nacional


Por Ing. Jorge David Chapas, MSc. | 23 de Octubre 2023

 

A manera de introducción


Del 2 al 6 de Octubre pasado tuvo el XII Congreso Forestal Nacional en el mágico Flores, Petén. Tengo gratísimos recuerdos de aquel lugar cuando llegaba al menos una vez al mes a discutir las "normas técnicas de manejo forestal sostenible para bosques en Guatemala" con amigos y colegas forestales.

 

Abro paréntesis: En una de tantas, recuerdo, casi muero ahogado en el Lago Petén Itzá (agua de vida). Era de madrugada, mi colega y amigo, Ariel Morales, solía nadar todas las mañanas en el lago. Y ese día decidí sumarme. Aún estaba oscuro. Comencé a nadar en la dirección en la que Ariel había zarpado minutos antes. Habría nadado tal vez unos 100 metros cuando pasó una lancha muy cerca de mí, sin verme (primer peligro superado!). La lancha provocó un oleaje que hizo desviarme algunos metros de la línea sobre la cual había decidido nadar por seguridad. Cuando me detuve a buscar a Ariel, ví que ya me había rebasado en dirección contraria y entonces decidí volver a la orilla, la cual estaba, estimo, a unos 150 metros. Resulta que las olas de otras lanchas hicieron que la corriente me hiciera más difícil nadar y yo obviamente no era un nadador experto, como Ariel. Para no cansarte, llegué a la orilla, casi sin aire y muy asustado. Riendo, tal vez porque no notó mi preocupación, Ariel dijo: “los últimos metros fueron pura sobrevivencia tigre", mientras yo ganaba aire, mareado y daba gracias a Dios por haber superado la crisis. Cierro paréntesis.


Tengo muchas otras anécdotas en Petén. Ofrezco contarlas pronto. Por ahora, quiero hacer una reflexión sobre cómo podemos convertir en potencia forestal mundial (e.g. Finlandia, Noruega o Suecia) a este “lugar de muchos árboles”, traducción al español más aceptada del vocablo náhualtl “Quauhtlemallan” y lo haré en referencia al XII Congreso Forestal Nacional…

 


Reserva de Biósfera Maya: Dentro de ella se encuentran varios parques nacionales, biotopos y sitios arqueológicos; cuenta con una extensión territorial de 21,602 km². La Asociación de Comunidades Forestales -ACOFOP- la preserva en gran parte, a pesar de tantas dificultades. Crédito de la imagen: Prensa Libre/Acofop
Reserva de Biósfera Maya: Dentro de ella se encuentran varios parques nacionales, biotopos y sitios arqueológicos; cuenta con una extensión territorial de 21,602 km². La Asociación de Comunidades Forestales -ACOFOP- la preserva en gran parte, a pesar de tantas dificultades. Crédito de la imagen: Prensa Libre/Acofop


Curiosamente, sólo han organizado un Congreso desde el último en el que participé y del cual fui miembro de la Comisión Organizadora. Aquel fue un hito para Guatemala y para mí en lo personal, pues en aquel año, 2011, apenas habían pasado dos años desde que Elinor “Lin” Ostrom, socióloga norteamericana perteneciente a la escuela neo-institucional de economía, había ganado el Premio Nobel de Economía (2009). Curiosamente, de economía y primera mujer, con su extenso trabajo y contribución al análisis de la gobernanza económica, especialmente de los bienes comunes. Nunca antes y nunca después se invitó a alguien de tanto peso intelectual y mediático. Por aquellos años cursaba el máster en economía ambiental, en la Escuela de Estudios de Posgrado de la Facultad de Economía de la Universidad de San Carlos. Con mis compañeros de cohorte escribimos el resumen de aquella magistral conferencia en modo virtual. En este vínculo, (página 8) puedes leerlo.




Comisión organizadora del X CFN y afiche oficial con la imagen de Elinor Ostrom, Premio Nobel de Economía 2009. Crédito de las imágenes: Base de datos CATIE.

 

 

Semántica y Agenda 2030


Mucho antes y ya desde entonces “el cambio climático” fue la principal narrativa con la cual navegamos por los cauces de los fondos estatales, de la cooperación internacional y de las empresas “woke” (infaltables!). O lo incluíamos o no tenía justificación alguna el resto del concepto, proceso, iniciativa o proyecto. Pero también se empleaban desde ya lo que Hayek en su momento llamó “palabras comadreja”, términos o conceptos “que han sido va­ciados de su significado real con el propósito de usarlos con fines por lo ge­neral ideológicos, rellenando el «cascarón» con perversiones del elemento que, junto con su significante, conforman y constituyen su representación mental” [1]. Por ejemplo, los términos “sostenible”, “social”, “igualdad”, “equidad”, “desarrollo”, “comunitario”, son sólo algunos de ellos. No me sorprendería seguir viéndolos en los títulos de los trabajos presentados en el último Congreso.

 

Estos trucos semánticos causan confusión y no permiten advertir claramente las ideas e ideología subyacente. Todas las ponencias, algunas más directamente que otras, asumen un rol del Estado como protagónico. No cuestionan para nada la ausencia del gobierno en la administración de los bosques, menos ahora que la narrativa de moda es el ESG Model (modelo ambiental, social y de gobernanza, por sus siglas en inglés). La “gobernanza” no se limita a ofrecer seguridad, justicia y obras públicas, como es connatural al gobierno, sino debe, además, proveer regulaciones, subsidios, prohibiciones, permisos, sanciones y penas, impuestos y todo un aparato burocrático que inhiba a cualquiera que ejerza el pleno derecho de la propiedad de sus bosques: ius utendi, ius fruendi y ius abutendi.

 

El derecho de uso, el derecho del fruto y el derecho –incluso– de abuso, ha sido completamente ignorado y, Dios guarde, alguien se atreva a decir que incluso el abuso es un derecho. ¡Serías lanzado a la hoguera sin mediar palabra!

Falta lectura. Aprovecho para recomendar la lectura del jurista alemán Gottfried Dietze en estos aspectos. Su obra “En defensa de la propiedad” es de cardinal importancia si se quiere (sólo si se quiere) una total comprensión del asunto.

 

No dudo que algunos trabajos y ponencias hayan sido interesantes. Pero ¿enmarcar todo el Congreso entorno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible o Agenda 2030? ¿En verdad no advierten cómo a dicha agenda subyace el globalismo, una corriente ideológica que se propone acaparar poder y destruir lo poco que queda de civilización en Occidente? ¿En serio no visualizan los perversos intereses detrás de esas “17 aspiraciones fantasiosas e irrealizables, ni en 15 años ni en 150, todas típicas de la izquierda posmodernista”? En su Réplica a la Agenda 2030 el Profesor Alberto Mansueti describe claramente cada uno de ellos.

 

Despropósitos todos, porque lo que buscan y lograrán es controlar la población (#1), modificar nuestra dieta alimenticia (#2), el adoctrinamiento en masa (#4), la destrucción de la familia (#5), escasez y contaminación del agua (#7), control energético (#8), prohibición del transporte privado ((#9), alarmismo climático (#13), prohibición de la ganadería (#15) y gobierno mundial (#17). En síntesis: más poder ilimitado al Estado para, mediante el miedo y la culpa, controlar nuestras vidas

 

Supongo que la mayoría de ustedes son conservadores, católicos o evangélicos casi todos, gente decente, de familia, trabajo y buenas costumbres, ¿por qué habrían de coadyuvar con semejante agenda de gobierno mundial? “Mirad que nadie os engañe”, Mateo 24, 4.


Pero no todo es malo. Creo que muchas de esas experiencias e iniciativas, algunas supongo innovadoras, si se aplicaran en el marco de un sistema de gobierno limitado, mercados libres y propiedad privada, podrían ser potenciadas, y tener más y mejores resultados, sobre todo genuinos resultados. Pero dudo que estas ideas de signo liberal clásico asomaran siquiera en el Congreso.

 

 

¿Cómo lo hicieron los hoy países desarrollados?

 

Los países nórdicos no llegaron a ser potencia mundial en materia forestal necesariamente porque hayan “colectivizando” sus bosques, otorgado “subsidios forestales”, fijado permisos y licencias u obligado la presentación de “planes de manejo forestal” a una autoridad gubernamental. De hecho, se convirtieron en potencia forestal mundial a pesar de ello. Sí, parece contradictorio, pero veamos.


En Finlandia, caso que conozco bien debido a mi paso por el Programa Regional Forestal de Centro América (PROCAFOR) a principios de este siglo, prácticamente no hay bosques naturales, la mayoría de ellos son bosques plantados, aunque tienen una estructura similar a los originales. “En los siglos XVIII y XIX los bosques se cortaban para producir alquitrán, para las necesidades de la minería, y en gran medida, quema mediante, para destinar tierras a la agricultura” ¿Suena familiar? “Según estudios del Profesor Heinkeiheimo, hacia comienzos del siglo XX entre el 50 % y el 75 % de los bosques del sur de Finlandia habían sido rozados por el fuego” [2] ¿Suena familiar?

 

En ese contexto, Finlandia establece una ley forestal –promulgada por vez primera en 1922 [3] – y desde entonces aplica una serie de políticas públicas muy similares a las nuestras hoy en día: subsidios estatales, planes de manejo forestal coercitivos, permisos, licencias e impuestos especiales, prohibición de transporte forestal nocturno, certificaciones internacionales altamente costosas, áreas protegidas por decreto y otros instrumentos legales que, desde mi punto de vista, son totalmente inmorales, innecesarios y antieconómicos.


Lo que realmente catapultó a esos países fueron instituciones como la propiedad privada. En Finlandia las propiedades son individuales (no colectivas), hay certeza jurídica sobre ellas y el tamaño –aspecto importante para la producción forestal– es relativamente grande: la finca promedio tiene 26 hectáreas de bosque. Hasta hace algunos años se estima que había casi 900,000 propietarios de bosques, lo cual en un país de 5.5 millones de habitantes equivale a que 1 de cada 5 finlandeses es propietario forestal. En Finlandia existe una tradición de asociatividad privada muy fuerte; las primeras asociaciones de propietarios forestales se fundaron a principios del s. XX, existiendo ahora más de 200 unidades regionales cuyas funciones son desarrollar el mercado y aumentar la rentabilidad de los propietarios individuales, quienes pagan cuotas voluntarias para mejorar su productividad y obtener más rentabilidad en el mercado forestal. [4] 


Los finlandeses crearon, primero, condiciones de seguridad individual y jurídica sobre las personas y sus propiedades, y de atracción de inversiones e infraestructura clave, propiciando de esa manera la capitalización de sus sectores productivos. Así, en un lapso de 20-30 años, transitaron de las herramientas manuales y métodos artesanales a las sofisticadas cosechadoras forestales y métodos altamente productivos, tanto en el sector primario (agrícola y forestal. e.g. Metsä Group) como en los sectores de servicios (turismo) e innovación y tecnología (e.g. Nokia). Aquí un artículo más completo sobre el desarrollo forestal en Finlandia.



Cosechadora forestal típicamente observada en las explotaciones forestales en los países nórdicos.

Crédito de la imagen: archivo propio

 

 

El punto es: Finlandia y los países nórdicos primero desarrollaron instituciones y un sistema que favoreció el crecimiento económico y la capitalización, para luego dar paso a una cultura de gestión forestal que favorece el manejo técnico y racional, y la conservación de ecosistemas naturales. Esto último fue una “consecuencia de…” y no “el punto de partida para…”.

 

Esta experiencia es respaldada por el extenso trabajo de Gene Grossman y Alan Krueger, quienes en 1995, siguiendo los fundamentos de Simon Kuznets (Premio Nobel de Economía en 1971) publicaron los resultados de una investigación en la cual evaluaban la relación entre ingreso per cápita y algunos indicadores ambientales. Los hallazgos fueron contundentes: cuando las sociedades alcanzan un ingreso per cápita promedio de USD 8,000 la degradación ambiental comienza a descender, pero sólo hasta entonces. Ello incluye variables como deforestación y polución del aire.

 

Como repetimos cada vez que podemos: a todo milagro económico precede siempre un milagro político. En el caso de los países nórdicos, políticos como Kjell Magne Bondevik (Noruega), Poul Holmskov Schlüter (Dinamarca) y Esko Aho (Finlandia) aplicaron medidas tendientes al capitalismo: privatizando, desregulando y abriendo los mercados a la competencia.


Bondevik, político y religioso a la vez, fue Primer Ministro de 1997 a 2000 y de 2001 a 2005 con su Partido Demócrata Cristiano. Fue en su segundo período que aplicó reformas que llevaron al auge la economía noruega. Por su parte, Schlüter, ocupó el cargo de Primer Ministro entre 1982 y 1993. Al frente de su Partido Popular Conservador y las coaliciones muy características de los sistemas políticos nórdicos, recortó el gasto público, eliminó impuestos, abogó siempre por mayor libertad individual y puso fin a la devaluación de la corona danesa. Finalmente, Aho, Primer Ministro finés entre 1991 y 1995 con el Partido del Centro y otros partidos coaligados de derecha, se opuso a la membresía en la Unión Europea por considerar el daño que ello provocaría a la agricultura e impulsó una política de austeridad que lo hizo impopular.



De izquierda a derecha: Kjell Magne Bondevik (Noruega), Poul Schlüter, (Dinamarca) y Esko Aho (Finlandia) Crédito de imágenes: Wikipedia

 

En una reseña de 2006 el ex-presidente Aho reconoce que la inversión en I+D (innovación y desarrollo) de los últimos años no hubiese tenido éxito sin las “liberalizaciones” aplicadas en los años ochenta. Ello prueba que estos países crearon riqueza a base de capitalismo, hace 40 años, y no aplicaron un sistema tipo “Welfare State” (Estado de Bienestar) desde entonces, sino hasta que hubo capital para redistribuir de forma coercitiva. Esa es la historia en pocas líneas de los países nórdicos, pero también de Europa. Resultado de ello Europa es ahora un continente en franca decadencia, material, intelectual, espiritual.


Un último ejemplo: Nueva Zelanda. País insular situado en el Pacífico Sur, con sus poco más de 4 millones de habitantes y una superficie de 268 mil kilómetros cuadrados, un poco más grande que Guatemala. Ahí, Sir Roger Douglas (1937--), ex Ministro de Economía, aplicó un radical y ambicioso paquete de reformas en 1984, llamado “Rogernomics”, el cual incluía una serie de privatizaciones, desregulación y apertura de mercados. Ello supuso la eliminación de controles de precio –a propósito del perverso “valor de la madera en pie”– y de las subvenciones al sector agrícola. Complementariamente, redujo el gasto público, simplificando al máximo el aparato estatal. Imagina que el Servicio Forestal neozelandés, a inicios de los 80s contaba con 17,000 empleados, a finales del mismo decenio, contaba únicamente con 17. ¡A mí todavía me parecen demasiados (risas)! ¿Por qué en Guatemala no llevamos esa cifra a cero…y no sólo en el INAB, sino también el CONAP y en el MARN? 

 

 

¿A menos gobierno, mejor desempeño ambiental? El caso de los siervos Paradójicamente, al aplicar estas reformas liberalizadoras Nueva Zelanda solucionó un problema que arrastraba por más de 120 años. Resulta que en el pasado los británicos llevaron ciervos a Nueva Zelanda para poder cazar y comer. La población de ciervos, protegida por las leyes, áreas estatales, inversiones públicas y demás políticas de signo estatista, aumentó hasta convertirse en una plaga. El Estado intentó combatirla pero no lo logró. Un buen día, estos reformadores y privatizadores, decidieron permitir la cacería y privatizar a los ciervos. Listo, resuelto el problema: los propietarios de los ciervos vieron en ellos un activo económico, controlaron la plaga y se convirtieron en exportadores de carne de ciervo. Hoy Nueva Zelanda es el mayor proveedor mundial de carne de venado ¿Qué no podríamos hacer nosotros con nuestra ave nacional, el quetzal (Pharomachrus moschino), el pinabete (Abies guatemalensis) o el gorgojo del pino (Dendroctonus frontalis)?

 


Izq. Las agencias gubernamentales intentando controlar la plaga de ciervos. Der. Ciervos hoy privados y manejados como un bien económico. Crédito de las imagenes: NZ Herald y RNZ.



A derogar las leyes malas 

 

Amigos y colegas forestales, la Ley Forestal (Decreto 101-96) y sus reglamentos, la Ley de Áreas Protegidas (Decreto 4-89) y sus reglamentos, la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente (Decreto 68-86) y sus reglamentos, son leyes malas. Si algo funciona en el sector forestal/ambiental del país no es por ellas, sino a pesar de ellas. Esas leyes y sus políticas restrictivas de la propiedad, del libre comercio, del transporte y de la industria son malas para el país, para las personas que viven cerca de los bosques o dependen de ellos y, en última instancia, para la sociedad en general. Los impuestos al valor de la madera en pie, los incentivos forestales del tipo PROBOSQUE y PINPEP, la licencias y permisos, las áreas protegidas por el Estado, los planes de manejo forestal coercitivos, entre otras perversas políticas públicas, conducen a la Tragedia de los Comunes, distorsionan el sistema de precios y crean rent-seeking o búsqueda de rentas, lo cual conduce a la rampante corrupción –de la cual seguro ustedes mismos se quejan–. Lo he dicho en mi tesis de maestría (interesados pedírmela por privado) y lo seguiré diciendo: los incentivos forestales son privilegios para unos pocos, en detrimentos de todos.

 

 

¡Debemos derogar las leyes que dan vida a los incentivos forestales y confiar en que el mejor incentivo para el desarrollo del sector es la propiedad privada, en el marco del libre mercado y un gobierno limitado a la seguridad, la justicia y las obras públicas!”

Sobre las concesiones forestales comunitarias en Petén, como he dicho también en varias oportunidades, deben otorgarse en propiedad definitiva, individual y ad eternum. Para ello los propietarios –ya no concesionarios– podrían establecer un modelo de acciones, bajo el cual exista la posibilidad de vender, arrendar, heredar, enajenar, permutar su parte/acción del área tenida en co-propiedad. Si la concesión tiene un carácter estratégico por sus vínculos arqueológicos, podría ensayarse un modelo accionario que contemple la “golden share” o “acción dorada” para el Estado/Municipio, una acción que le da al gobierno la facultad de vetar ciertos proyectos o actividades que vayan en detrimento del valor arqueológico, cultural, de investigación y educación. Bajo un modelo de gestión como este el CONAP sale sobrando, ergo debiese cerrarse por completo.


Estas políticas en materia de “ampliación de derechos de propiedad” deben ir acompañadas de Cinco Reformas estructurales, las cuales suponen privatizaciones masivas, desregulación a fondo y apertura total de los mercados a la competencia en las cinco áreas o esferas más importantes de la sociedad: 1) política, 2) economía y finanzas, 3) educación, 4) atención médica y 5) sistema de pensiones, a lo cual subyace un sistema de gobierno limitado, para gobiernos municipales, departamentales y nacional (auténtico federalismo), el cual se limita a sus funciones propias y naturales de seguridad, justicia y obras públicas, nada más.


¿Qué sería de Petén con seguridad primero, justicia de verdad y obras públicas de primer mundo como carreteras y aeropuertos (nótese el plural)?

 

Con los financiamientos de varias ONGs, de empresas “políticamente correctas” y del gobierno mediante sus institutos y consejos estatistas no dudo que la hayan pasado bien. Al calor de las cervezas bien frías seguro hubo un clima propicio para componer el mundo forestal (y nacional). En fin, ¡ojalá algún día esos fondos, tiempo, esfuerzos, mentes y nobles espíritus sean bien invertidos!

 

Y por favor, que nadie tome esto personal. Conservo muchas y muy buenas amistades en el sector forestal. Me encantaría algún día, de hecho, que estas ideas se discutan en esos foros y congresos. ¡Yo encantado de participar!

Termino parafraseando a Bastiat –otro pensador de infaltable lectura, después de la Biblia– pues se me dirá que me intereso en “moldear” el sector forestal. “Es cierto –dice Bastiat– pero es preciso reconocer que lo hago con dirección y propósito diferentes, y me asocio con los reformadores únicamente para inducirlos a soltar presa”.

 

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Post scriptum. Para aquellos que han sido persuadidos, o al menos mínimamente interesados en la perspectiva del ambientalismo de propiedad privada, quedan cordialmente invitados a tomar mi Master Class y mi Curso APP, así como a activar políticamente conmigo en el Partido Fusionista.



Referencias

 

[2] Parviainen, J. et. al. 2002. Los recursos forestales de Finlandia.
[3] De acuerdo con estudios del Ing. Luis Fernando Pereira, en Guatemala la primera legislación forestal se remonta a 1925. En ella se estableció el primer régimen de aprovechamiento forestal.
[4] Ibid., Los recursos forestales de Finlandia.

 

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