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  • Foto del escritorJorge Chapas

Cierre del Banguat


Serie de artículos sobre dinero y banca escritos en 2020, pero de importancia vigente. Los artículos han sido ligeramente editados a fin de mejorar su exposición.





Cierre del Banguat


Una reforma para los más pobres


Guatemala, 17 de julio de 2020.


Sí, se que tratar este tema no responde a las necesidades urgentes, ni a la coyuntura, ni a las histerias predominantes, pero, ¿qué pensarías si te digo que cerrar el Banguat beneficiaría a todos los guatemaltecos, especialmente a los más pobres? 


La creación de un banco central, en cualquier parte del mundo, tienen como fundamento ideológico el marxismo clásico, plasmado concretamente en la medida de política número 5 del Manifiesto Comunista (1848) de Karl Marx. En Guatemala, la creación del banco central se remonta a 1919, cuando Edwin Kemmerer asesorara al gobierno del presidente Estrada Cabrera. En 1946, durante el gobierno del “socialista espiritual”, Juan José Arévalo, se fundó lo que hoy conocemos como Banco de Guatemala.


El Banguat es una institución perversa, amparada legalmente en los artículos 132 y 133 de la Constitución y sus cuatro leyes malas: la ley monetaria, la ley orgánica del Banguat, la ley de bancos y grupos financieros y la ley de supervisión financiera. 


Es perversa porque manipula las tasas de interés y tiene el monopolio en la emisión de dinero, alterando el crédito y el ahorro. A esta ya deshonesta intervención de los gobiernos en la esfera privada de la banca y el dinero se deben agregar dos instituciones muy dañinas: el dinero sin respaldo metálico -sobre lo cual escribiré mi próximo artículo- y el sistema de reserva fraccionaria o encaje legal, un régimen de privilegios para la banca privada que debemos suprimir. 


El cierre del Banguat, mediante la derogación de esas leyes malas, debe ser parte integral de una reforma liberal en economía y finanzas, la cual, sumada a una reforma política, y tres reformas sociales (educación, atención médica y pensiones) nos permitirá comprar más con nuestro dinero y tener una banca sólida, competitiva y honesta.



Retorno al patrón oro


El mejor programa social para los pobres


Guatemala, 24 de julio de 2020.


Te invito a sacar un billete cualquiera de tu bolsillo y observarlo. ¿Sabías que hace un siglo tu podías cambiar en el banco ese valor por su equivalente en onzas de oro? A ese sistema de respaldo metálico del dinero se le llamó “patrón oro”. Consistía en algo tan simple como definir el quetzal en términos de oro; así, por ejemplo, el dólar americano estaba definido como una veinteava parte de una onza (troy) de oro, es decir, equivalía a 1.555 gramos de ese metal precioso.


Ese sistema monetario es antiquísimo. La primera moneda acuñada en oro y plata, el electrum, fue introducida por el pueblo de Lydia, hoy Turquía, 700 años antes de Cristo. Por 600 años, durante el imperio Bizantino de Constantino I, trescientos años después de Cristo, la moneda acuñada en oro (el bizantio) sirvió como medio de intercambio y se propagó por todo el Mediterráneo. 


Hoy en día, ni el quetzal ni el dólar tienen respaldo metálico. Hacia los años 30 del siglo pasado, el mundo, empujado por las izquierdas, las guerras y el socialismo, se alejó de aquel noble sistema y desde entonces el dinero de papel se hizo puramente “fiduciario”, es decir, respaldado únicamente en la “confianza” de que el ente emisor, o sea el banco central, va a ser prudente en la emisión de billetes y monedas. 


Sin embargo, los gobiernos i-limitados en funciones gastan excesivamente y se endeudan. Emiten exceso de billetes sin respaldo metálico -fenómeno llamado “inflación”- y los hacen circular por la economía, generando la subida de precios y perjudicando primero y directamente a los pobres. 


Guatemala y el mundo necesitan urgentemente retornar al patrón oro. ¡No hay mejor programa social para los pobres! Aumenta su poder de compra, permite intercambios honestos, limita el gasto excesivo de los gobiernos y alienta el ahorro.



Urge una banca de reserva 100%


Más ingresos para matrimonios y familias


Guatemala, 31 de julio de 2020.


Es un hecho que los ingresos no alcanzan para la mayoría de matrimonios y familias. En mis artículos anteriores expliqué dos de las políticas socialistas que nos tienen así: la banca central y el dinero sin respaldo en oro. Hoy explicaré la tercera y última de estas perversas instituciones: el sistema de reserva fraccionaria. 


Tradicionalmente los bancos han ofrecido dos servicios: 1) resguardo del dinero y, 2) dar préstamos o crédito para proyectos de inversión. Estas funciones siempre estuvieron separadas; el dinero que los depositantes llevaban al banco para que éste lo guardara no era el mismo que los bancos ofrecían en préstamo. El problema surgió cuando se mezclaron estos dos servicios con el pretexto de estimular la inversión. Así, banqueros y gobiernos pactaron, mediante leyes, tasas de “encaje legal”, un privilegio que les permite a los bancos respaldar solamente una fracción de los depósitos y no el total. A ello se le llamó “sistema de reserva fraccionaria”.


En Guatemala el encaje legal es del 14%, es decir que, si tu vas al banco y depositas 100 quetzales en tu cuenta monetaria, el banco tiene la obligación de guardar solamente 14, pudiendo prestar los restantes 86. Este sistema hace que los bancos multipliquen artificialmente el dinero (inflación), elevando los precios de los bienes y servicios. Es una práctica inmoral porque redistribuye la riqueza, crea los pánicos bancarios, las quiebras y las crisis económicas. 


El capitalismo liberal aboga por el sistema contrario: reserva al cien por ciento (100%), porque ello evita aquellos daños y es lo moralmente correcto. Para que matrimonios y familias gocen de una economía sana, con dinero honesto y bancos sólidos, es necesario poner fin al sistema de reserva fraccionaria, cerrar el Banguat y retornar al patrón oro. ¡No hay otro camino!

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