El mejor programa social para los pobres
Guatemala, 24 de julio de 2020
Te invito a sacar un billete cualquiera de tu bolsillo y observarlo. ¿Sabías que hace un siglo tu podías cambiar en el banco ese valor por su equivalente en onzas de oro? A ese sistema de respaldo metálico del dinero se le llamó “patrón oro”. Consistía en algo tan simple como definir el quetzal en términos de oro; así, por ejemplo, el dólar americano estaba definido como una veinteava parte de una onza (troy) de oro, es decir, equivalía a 1.555 gramos de ese metal precioso.
Ese sistema monetario es antiquísimo. La primera moneda acuñada en oro y plata, el electrum, fue introducida por el pueblo de Lydia, hoy Turquía, 700 años antes de Cristo. Por 600 años, durante el imperio Bizantino de Constantino I, 300 años después de Cristo, la moneda acuñada en oro (el bizantio) sirvió como medio de intercambio y se propagó por todo el Mediterráneo.
Hoy en día, ni el quetzal ni el dólar tienen respaldo metálico. Hacia los años 30 del siglo pasado, el mundo, empujado por las izquierdas, las guerras y el socialismo, se alejó de aquel noble sistema y desde entonces, el dinero de papel se hizo puramente “fiduciario”, es decir, respaldado únicamente en la “confianza” de que el ente emisor, o sea el banco central, va a ser prudente en la emisión de billetes y monedas.
Sin embargo, los gobiernos ilimitados en funciones gastan excesivamente y se endeudan. Emiten exceso de billetes sin respaldo metálico -fenómeno llamado “inflación”- y los hacen circular por la economía, generando la subida de precios y perjudicando primero y directamente a los pobres.
Guatemala y el mundo necesitan urgentemente retornar al patrón oro. ¡No hay mejor programa social para los pobres! Aumenta su poder de compra, permite intercambios honestos, limita el gasto excesivo de los gobiernos y alienta el ahorro.
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