Sal de la matrix: toma mi máster class sobre "realismo climático"
Hace dos días celebramos en Guatemala la tradicional quema del diablo. Con mi familia disfrutamos de los cuetes y del diablito prendido a toda llama, sin pena ni culpa de contribuir al 0.1 % de las emisiones de CO2 (dióxido de carbono) que aporta nuestro país al planeta.
De hecho, según el Banco Mundial, es “menos del 0.1 %” pero el dato real es aún menor: si consideramos el valor que cita el documento oficial del Gobierno “Contribución Prevista y Determinada a Nivel Nacional”, Guatemala emite 31.45 millones de toneladas de CO2 (año base 2005), ello equivale a 0.03 Gigatoneladas al año; si ese valor lo relacionamos porcentualmente al valor total más aceptado de emisiones generadas por el ser humano (35 Gigatoneladas), deducimos que Guatemala contribuye con el 0.08% de las emisiones totales de CO2 a la atmósfera. Si consideramos que solo el 0.04 % de la atmósfera es CO2 y que de ese valor solo el 3 % es producido por actividades humanas, tenemos que Guatemala aporta el 0.000000096 % del total de CO2 en la atmósfera.
¡Sí, el valor final es ínfimo y hasta ridículo!
Fotografía: Diego André Rivera.
Ahhh peero los burócratas estatistas del MARN fueron a la COP27 en Sharm el-Sheij, Egipto, en abundante delegación, paseando con tus impuestos, y de paso, firmando acuerdos vinculantes—o sea, obligatorios, para reducir significativamente las emisiones de CO2 a la atmósfera para el 2030…¿qué te parece?
El problema realmente, debo aclarar, no es cuánto CO2 emite Guatemala. El problema es la premisa sobre la cual se sustenta el interés de reducir las emisiones: el CO2 determina la temperatura del planeta. Científicos independientes han encontrado que la temperatura global no está determinada por los niveles de CO2; han identificado más bien que ocurre todo lo contario: es la temperatura la que determina los cambios en las concentraciones de CO2 en la atmósfera, principalmente (pero no solamente) por el efecto directo del sol. Eso no quiere decir que el subsistema humano no afecte las concentraciones de este gas en la atmósfera, sino únicamente que el CO2 no juega un papel preponderante en el sistema climático mundial. Te invito a tomar mi master class sobre realismo climático donde conocerás las principales eco-mentiras sobre este supuesto problema global. Posteriormente podrás tomar mi Curso online sobre ambientalismo de propiedad privada y así renunciar de una vez y por todas a la “demonización” del CO2, a propósito de la quema al diablo, y conozcas los beneficios de este gas para la vida humana y del planeta.
Quemar el diablo quizás signifique esta semana algo más que una tradición. Ojalá signifique renunciar a esta agenda política que intenta profundizar el estatismo. Esto agravaría la condición de la economía nacional, pues aumentará el gasto gubernamental y la corrupción que viene aparejada. Significará también que muchos negocios y emprendimientos nunca lleguen a existir y que muchas fábricas y empresas actuales quiebren, recrudeciendo las condiciones de pobreza y miseria, de marginalidad e inseguridad que vivimos. Es imperativo recapacitar y reconocer que, al menos de momento, las emisiones de dióxido de carbono están directamente relacionadas con el progreso. ¡No se deben imponer restricciones de emisión de gases de efecto invernadero!
Quemar el diablo ojalá signifique renunciar al resentimiento, al impulso irracional, a la cólera y hasta el odio que nace en algunas personas cuando escuchan disentir sobre estos temas, y principalmente cuando escuchan formas alternativas de solucionar los verdaderos problemas ambientales.
Te invito pues a permanecer vigilante de la escasa libertad que aún te queda, pues suprimirla es verdaderamente el objetivo del alarmismo climático. Te invito a analizar desde otra perspectiva los problemas ambientales reales, a profundizar en nuevas formas de resolverlos y a dar el paso para ejercer el poder, mediante un partido político serio, de derecha buena y liberal clásica. Solo de esta manera haremos una contención eficaz y comenzaremos la creación de condiciones para la generación de riqueza, orden, justicia, libertades, buen desempeño ambiental y prosperidad para todos.
Guatemala, 07 de diciembre de 2022 (publicado originalmente en 2015).
Comments