¡En el Día del Capitalismo: cambiemos a un seguro social justo, privado y libre!
El seguro social, consagrado en el artículo 100 de la Constitución, ha sido la política pública insigne del socialismo moderno en Guatemala. Fue instituido por el Presidente Juan Jose Arévalo, padre del ahora presidente, y desde entonces (1945) es la “caja chica” de gobernantes de todo color.
Para desgracia de los guatemaltecos dicho régimen se instituye como “función pública, nacional, unitaria y obligatoria”. Para ello se crea el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS). En el caso de los trabajadores del Estado la Constitución manda al Organismo Ejecutivo asignar un aporte anual, el cual desde tiempos del Dr. Arévalo no se ha operado. De ahí que a la fecha el Gobierno de Guatemala adeuda al IGSS más de 62 mil millones de quetzales.
El seguro social guatemalteco es un sistema de reparto, el cual usa las cotizaciones de los trabajadores en activo para repartirlas entre los pensionistas, lo cual supone un sistema de “solidaridad intergeneracional”. En realidad es un método inmoral de redistribución de riqueza, que socava el derecho de propiedad y control de los ahorros por parte del trabajador. Y de “solidaridad” nada: al menos 5 millones de trabajadores no cuentan con seguro social, cifra que incluye a los trabajadores más pobres del país.
Hace unos años falleció el papá de un amigo, de un infarto luego de experimentar una fuerte cólera por no lograr ser incorporado en la nómina de beneficiarios, después de varios años de proceso burocrático. ¿Cómo podemos evitar estas y muchas otras tragedias e injusticias entorno al IGSS? Transitando a un sistema de capitalización individual, privado y libre. “Pero eso es privatizar” podrías decirme, a lo cual respondería en modo asertivo y respetuoso: “Sí, IGSS: privatícese!” Escríbeme para explicarte la propuesta.
Te invito a conocer la propuesta completa en este link.
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Guatemala, 15 de mayo de 2024.
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