¡Empoderemos a padres de familia, estudiantes y maestros!
Es común encontrar en este mes noticias sobre la pésima educación en Guatemala, típica de los sistemas socialistas. Paradójicamente, el gasto público en educación cada año aumenta sin que ello se traduzca en una mejor calidad.
Fotografía: La Hora.
En 1998 el presupuesto para educación rondaba los 2 mil millones de quetzales. En 2023 tendrá un presupuesto que supera los 22 mil millones, de los cuales más del 70 % será destinado al pago de salarios y aumentos.
El sistema educativo estatal no ha funcionado ni funcionará jamás. La razón es simple, pero difícil de aceptar: la educación no es función del gobierno, puesto que educar no requiere de fuerza. El resultado de la educación controlada por el Estado es que la gente todo lo espera del “Gran Gobierno”, y vota por candidatos que se lo prometen.
Para cambiar la educación en Guatemala debemos empezar por cambiar nuestra mentalidad: toda educación debe ser privada. Una vez aceptado ese paradigma debemos eliminar de la Constitución los 20 artículos (del 71 al 90) que le otorgan al gobierno esa función y por tanto cerrar el respectivo Ministerio y dejar sus cuantiosos recursos en el bolsillo de los padres de familia. Acto seguido debemos entregar a los maestros todas las escuelas, institutos y universidad en calidad de propiedad privada, para que sean dueños y decidan sobre tales infraestructuras. Para los más pobres y sólo mientras lo sean debemos entregar un bono o voucher educativo, una especie de cheque canjeable en los establecimientos, privados o privatizados, que los padres elijan libremente.
Esta reforma educativa debe aplicarse al mismo tiempo que se cierran muchos ministerios, se desregulan los mercados y se privatiza para la gente a fin de evitar la dependencia y el clientelismo político. ¿Qué piensas de esta propuesta? Conoce el proyecto Fusionista y apóyanos.
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Guatemala, 11 de enero de 2023.